Quién es Arcadio

11037338_460820467405270_529401084413361499_o[1]IMG_4548   Antes y Ahora

¿Será verdad que las cosas siempre ocurren por algo? En mi caso, no me queda la menor duda. Un día, sin aviso previo, ocurrió algo que me hizo cambiar por completo. Trabajé 39 años de comercial, primero en Ediciones Rialp y luego con Editorial Planeta. Mi vida laboral terminó en una empresa de informática. En 2012, por recomendación de algunos amigos, comencé a hacer senderismo. El contacto directo con la naturaleza es «incuantificable». No en vano  la famosa cita “mens sana in corpore sano”: una realidad patente.

Por si fuera poco, me recibieron con mucho afecto en el Grupo Montañero Luis Espinosa (GMLE), con el que cada jueves y sábados salgo a conocer y disfrutar de la rica y variada naturaleza que nuestras Islas nos regalan.
Fue a partir de comenzar a recorrer senderos que surgió la idea de hacer mi primer Camino de Santiago. Quería pedir al Santo que me ayudase a perdonar. Siempre que rezaba el Padre Nuestro, al llegar a la frase “y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, no me sentía con la capacidad de perdonar a esa persona que tanto mal me causó.
No tuve necesidad de llegar hasta el final del Camino Francés para lograr mi objetivo. En Agés apenas a 20 km de Burgos, y a través de una hospitalera llamada Ana, logré perdonar. Ahora soy un hombre feliz, muy feliz… Sin odios ni rencores. La familia y las verdaderas amistades son mi luz y mi soporte. Sin ellas no hubiese salido adelante. Gracias a mi esposa, nuestras hijas y a mi hermana.  También debo dar mi agradecimiento a María (mi terapeuta). Ella me enseñó que si te quieres a ti mismo, puedes amar a los demás. Nadie puede dar lo que no tiene. Y, si estás lleno de odio y rencor, difícilmente puedes ser feliz ni hacer feliz a nadie. A todo esto, debo deciros que nací el 09 de septiembre de 1.949. (No importa la edad para empezar de nuevo)
Por eso he decidido comenzar a relatar mis viajes. El Camino Francés lo realicé en 2014. Lo recuerdo bien. El 26 de mayo de ese año estaba en Pamplona donde había quedado con mi buen amigo Mauricio. Y desde allí nos trasladamos hasta Saint Jean de Pied de Port, pueblecito francés a 29 km de Roncesvalles, desde donde empezamos nuestro Camino al día siguiente.

Sin embargo, si ahora me decido a relatar el primer periplo tendría que retrasar todo, ha pasado tiempo y he adquirido experiencias, así que comenzaré por el viaje más reciente e iré retrocediendo en el tiempo para contarles cómo se inició todo. Pero no lo duden queridos lectores, mi viaje a México en noviembre de 2014, la travesía a Colombia y Perú, del 2 al 28 de septiembre de 2015, nació en El Camino Francés. Como todas las demás.
No pretendo nada más que contar mis experiencias y acompañarlas de fotos para que viajen a mi lado. No voy a decirles cómo deben viajar, qué deben comer ni dónde deben dormir. Para eso existen magníficas guías y blogs especializados.
Mi propósito no es escribir un blog de viajes más. Mi aspiración es más profunda, deseo ayudar a aquellas personas que por una u otra causa crean que todo se acabó cuando algo en la vida sale mal. En mi caso fue un negocio, pero puede tratarse de la pérdida de un familiar, un accidente, un desacuerdo que se enquista…
Múltiples y variadas son las facetas de la vida por las que mucha gente vive amargada, siempre pensando en esta o aquella causa y no son capaces de renovarse y vivir. Simplemente eso, vivir. Apenas tenemos unos pocos años de vida si nos comparamos con las rocas, con la existencia del universo, ¿y nos empeñamos en sufrir? Suframos lo imprescindible. Nada más que eso.
Sólo una cosa más antes de terminar.
Después de ir y venir, he aprendido que la vida está llena de regalos, que la belleza se manifiesta de la manera más indomesticable posible. Que la verdad está en el encuentro con el otro, lo distinto, lo que nunca imaginamos. Descubrí que es más hermoso aquello que nos une, ¿por qué nos empeñamos en buscar las diferencias? Me di cuenta de que para vivir, sólo hace falta abrirse a la experiencia. Y gracias a todo esto, ahora disfruto del momento más espléndido de mi vida.
Después del camino de Santiago, emprendí mi camino hacia puertos nunca antes vistos, hacia el otro lado del mundo. Entonces conocí otros lugares, otras gentes y me percaté de que no somos tan distintos. Que solo es necesario el amor, lo demás sobra, que con él no se tiene que renunciar a nada. Que así sea.
Tres motivos, tres, tiene la creación de este blog:
1.- Ayudar en lo posible a personas que por una u otra razón creen que una decepción, una pérdida, una traición, etc.  es el final. ¡No!, nada de eso. Que sepan que: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre”. En mi caso, hasta ventanas al mundo se han abierto.
2.- Dar satisfacción a familia y amigos.
3.- Compartir mis vivencias a lo largo de mis Caminos y de mis viajes, con todos aquellos que así lo deseen.